A finales del siglo XX, el conjunto de la sociedad internacional estaba convencida de la apremiante necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para combatir el cambio climático. Esta toma de conciencia, iniciada con los primeros movimientos ecologistas desarrollados a lo largo de los años 70, se materializó en la firma del Protocolo de Kioto en 1997.
Sin embargo, aún era posible hacer mucho más para “defender y salvaguardar” nuestro patrimonio natural, redefiniendo los modelos de crecimiento económico desde la responsabilidad, reduciendo el gasto de energía y recursos y trabajando con una mayor eficiencia. Esta serie de ideas articulan el concepto de “desarrollo sostenible”, acuñado en 1987 por la Primera Ministra noruega Gro Harlem Brundtland durante su presidencia de la Comisión de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, cuando se publicó el informe Our Common Future. En él se definía la sostenibilidad del siguiente modo: “está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible y duradero, o sea, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”.
Esta nueva “era de crecimiento económico” supuso un reto para empresas como SICE, que podían contribuir a construir un modelo más eficiente en el uso de la energía, con un menor impacto en el medio ambiente.
No se trataba únicamente de operar generando menos residuos o polución, sino de reducir el coste económico, simplificar tareas para favorecer el ahorro y garantizar resultados óptimos con el menor gasto de energía posible. De todas las áreas de negocio en las que SICE trabaja, sin duda la que mayor cantidad de energía consume es el alumbrado público, seguida por los sistemas de control de tráfico.
Los esfuerzos de los países por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero fueron clave para el desarrollo de nuevas tecnologías menos contaminantes.
Así, en 1994 se inventó el LED Blanco, que a partir del año 2000 empezó a considerarse como una alternativa más sostenible para el alumbrado urbano, aunque los fabricantes no empezaron a incluir este tipo de soluciones en sus catálogos hasta 10 años más tarde. Las luminarias basada en LED no solo son energéticamente mucho más eficientes, permitiendo reducir la emisión de gases, sino que pueden evitar la contaminación lumínica, planificando una buena direccionalidad de la luz emitida por las lámparas gracias a su diseño.
Tras la consolidación de la tecnología LED, surgió el concepto de Empresa de Servicios Energéticos (ESE). Una ESE es una organización que opera en el sector público para ofrecer servicios energéticos a recursos como edificios públicos o alumbrado, realizando un desembolso inicial para costear:
- el suministro y la sustitución de los equipamientos preexistentes por otros con mayor eficiencia energética,
- la consultoría e ingeniería para integrarlas en un concepto inteligente,
- el mantenimiento de todo el conjunto
- y en especial asumir el coste de la factura eléctrica.
Estas acciones, sumadas a la gestión integral de las instalaciones y equipamientos, permiten alcanzar un importante ahorro energético y económico para el cliente público sobre el gasto anterior en el mismo ámbito. Y este este ahorro el que financia las inversiones para lograrlo que realizan las empresas. De esta manera, la renovación por un servicio energético más eficiente no supone un coste extra para la ciudadanía, y permite desarrollar un modelo de consumo más sostenible para todos.
Una de las primeras iniciativas de sustitución de luminarias por tecnología LED fue la del Ayuntamiento de Coín, en la provincia de Málaga. En 2011 se sustituyeron las antiguas luminarias de mercurio por luces LED y se implantó el sistema de monitorización y control remoto que permite conocer su funcionamiento en tiempo real y programar la iluminación en función de las necesidades urbanas en cada momento. Una de las iniciativas más ambiciosas fue la del Ayuntamiento de Madrid en 2014: se debían realizar actuaciones en más de 225.000 puntos de luz de la ciudad, sustituyendo más de 80.000 luminarias por luces LED. A éste, le siguieron multitud de contratos en España: municipios como Móstoles, Antequera, Alcalá del Río, Baeza, Cáceres, Castuera, Flix, Espartinas, La Línea de la Concepción, Tegueste, Fuente Palmera o Viso del Alcor suman más de 90.000 puntos de luz sustituidos por Led.